Hay temas que son difíciles, complejos, a veces confusos, pero que las autoridades deben enfrentar y salir a entregar una versión. Lo peor que pueden hacer es no dar la cara, esconderse, abrir las puertas a las especulaciones y a la crítica, que puede o no ser justa.
Por eso cuando los medios de comunicación solicitan una opinión o una declaración, la autoridad debe responder, porque no lo hace al periodista o reportero de turno, sino a la comunidad, sean estos lectores, radio escuchas o televidentes.
No hay temas que no se puedan abordar con respeto de uno y otro lado. Las personas que ostentan cargos públicos están al servicio de todos y todas y no sólo a determinados grupos más cercanos.
Todo lo anterior es la introducción para evidenciar a dos Secretarios Regionales Ministeriales que no han querido abordar temas con este medio de comunicación. Se trata del Seremi de Educación, quien gentilmente a través de su periodista señaló que no hablaría del paro docente y la Seremi de Desarrollo Social, quien tras varios días y mediando tratativas con su periodista de por medio, no hemos logrado obtener una declaración acerca de la controvertida Consulta Indígena. Le hacen un daño al Gobierno quienes son incapaces de entregar una simple “cuña”, como se dice en términos periodísticos. Se pueden pensar muchas cosas respecto a este actuar. ¿Será que no sienten seguridad acerca de los temas que se les pregunta? ¿Esperarán que los temas decanten por sí solos antes de entregar alguna versión? ¿Pensarán que sólo están para responder lo que les conviene? ¿Creerán que los medios de comunicación están para hacerles relaciones públicas? O ¿Será derechamente que no creen en la diversidad de medios y sólo esperan hablar con aquellos donde pueden lucirse?
No colaboran con un periodismo sano quienes se autocensuran y a la vez censuran a los medios. Algo similar ha pasado con el silencio de la Autoridad frente a la agresión de la cual habría sido víctima una Seremi del Gabinete. La vieja táctica de esperar que el chaparrón pase y la gente se olvide ya no es un estándar para medir a los dirigentes políticos.