*” Sacarlos de allí, es sacarlos a la muerte”, señaló la consejera regional Marcia Nahuelquín.
El 16 de junio de este año la Capitanía de Puerto de Melinka informó al ciudadano Teófilo Chiguay que debía desalojar “los bienes fiscales ocupados indebidamente en el borde costero de Melinka”. Se trata de un habitante natural del territorio, que nació el año 1954 y que fue reconocido como uno de los últimos carpinteros de ribera reconocidos a nivel nacional. Es decir, un tesoro vivo de la comunidad.
La Consejera Regional por la provincia de Aysén, Marcia Nahuelquín Delgado, dio a conocer la delicada situación en la que se encuentra este antiguo poblador de la Isla de Melinka. “La familia de don Teófilo vive en un terreno de playa, que colinda con la caleta de pescadores artesanales en la costanera huilliche, en el territorio de Guaitecas. Lamentablemente, hace un par de semanas han recibido la segunda carta manifestándole por parte de la capitanía de puerto de Guaitecas, el desalojo de ese territorio donde él ha habitado toda su vida, donde nació y ejerce el oficio de maestro de ribera, enseñado por su abuelo y padre”.
La carpintería de ribera o muelle en la región de Aysén es un conjunto de prácticas y conocimientos destinados a la construcción, mantención y reparación de embarcaciones de madera, que conecta con una vasta tradición de navegación.
Nahuelquín señaló que no se trataría solo de Teófilo Chiguay, sino “que esto está ocurriendo en todo el borde costero, donde las familias viven, toda vez que es una isla, un poblado antiguo, reconocido incluso por la CONADI como territorio ancestral, por tanto, hay una vulneración de derechos en contra de estas familias y personas que viven el proceso de desalojo, notificación y que lamentablemente la autoridad hace caso omiso o no sabe que esto está ocurriendo”.
La también dirigente de los pueblos originarios de Aysén, añadió que “son personas que han vivido toda su vida en el sector y que después de años de fundar un territorio son desalojados, luego de aportar al desarrollo del territorio y no son casos aislados, ocurre en Melinka, así como ocurrió en la comuna de Aysén”.
Las políticas nacionales deberían proteger los derechos de los pueblos originarios, “pero han quedado cortas”, para este tipo de situaciones, cada vez más recurrentes en el país. “Acá se están vulnerando los derechos de las personas, habitantes que han construido una comunidad y están siendo violentados de una manera muy triste y agresiva. Sacarlos de allí es sacarlos a la muerte, es un tema grave”, remató Marcia Nahuelquín.