Por María Paz Muñoz
Septiembre es un mes triste para gran parte de Chile y sobre todo una fecha de recuerdo y pena, especialmente para las víctimas más directas, como la tesorera de la Agrupación de Derechos Humanos Ana María Cordano, quien es hija de Humberto Cordano López, detenido desaparecido en Argentina durante la Dictadura.
“Seguimos pidiendo verdad y justicia, sin eso es difícil avanzar. Es difícil tener una reconciliación y sanar las heridas en nuestro país, a 50 años de una Dictadura tan terrible que se llevó a muchos seres humanos y familiares. Es una tortura permanente no saber dónde están nuestros familiares”.
La ruptura familiar es una herida abierta que se lleva a flor de piel, “en un luto permanente que llevamos”. Y el Estado debe hacerse cargo, sin duda, porque el terrorismo fue una política del gobierno de facto de la época.
“Después de 45 años pude saber parte de la verdad de lo que sucedió a mi padre y tuve la suerte de poder encontrar un expediente que constata los hechos”.
Pero otros todavía no saben dónde están sus parientes desaparecidos. No olvidar es una responsabilidad donde también el Estado tiene su parte, “porque tenemos que mantener la memoria viva, porque nadie más lo hará”.
Humberto Cordano fue miembro de las Juventudes Comunistas y luego del Partido Comunista, además trabajó denodadamente para que Salvador Allende llegara al poder en 1970.
Muchos chilenos y chilenas supieron de su solidaridad para trasladarse a Argentina y pedir asilo político. Durante esos meses Humberto Cordano también dejó el país y se radicó en Buenos Aires circunstancialmente para evitar la Dictadura chilena. Lamentablemente para él, los gobiernos dictatoriales de Sudamérica se pusieron de acuerdo para detener opositores a las dictaduras en cualquier país. Lo que se conoce como “Operación Cóndor”.
Cordano pidió asilo en mayo de 1977 y debía presentarse los primeros días de junio, pero nunca más se supo de él. Un telegrama, supuestamente redactado por los criminales de la DINA, a nombre del padre le informaba a la familia que volvería pronto a estar con ellos, “para despistar a los familiares que lo tenían detenido, como una forma de hacer creer a los familiares que mi papá estaba vivo”.
El asesinato de Humberto Cordano se materializó el 31 de mayo de 1977, de acuerdo con la investigación que se lleva adelante en Argentina. “Un cuerpo que fue encontrado por los policías argentinos en una carretera. Se le hace una autopsia como NN y se archiva y los restos se dejan en un cementerio local, en una fosa común”.
El cuerpo estaba amarrado a un poste, con impactos de bala y señales de tortura. Al cotejar las huellas dactilares, una arrojó coincidencia con la cédula de un niño de 10 años que había sacado su carnet en la localidad de Puerto Cisnes, en Chile. Es finalmente, a través de fotografías del expediente en que supieron que se trataba de Humberto Cordano.
“Para mí fue cerrar un ciclo en mi vida, no se merecía lo que hicieron, ningún ser humano lo merece. Lo dejaron en un cementerio en 1977, cinco años después lo trasladan a otro y quemaron sus restos. Además de quitarte la historia de esa persona, de desaparecerlo, te quitan todos tus derechos”, señala Ana María Cordano Barría.
Para un familiar es complejo no cerrar la historia, es verlo en la calle, imaginarse que logró escapar y que puede aparecer en cualquier momento. “Todavía hay mucho temor, hay gente que no está en ningún informe, por miedo, vergüenza, sentimientos que la gente tiene por todo esto que pasó. Nos fracturaron como país”.
Y el negacionismo ha ido ganando terreno de la mano de la Ultraderecha y Republicanos, muchos de sus militantes relativizan lo que ocurrió e incluso los niegan. Todavía más, hay quienes justifican las torturas, las desapariciones, los asesinatos. En cualquier país del mundo estas personas enfrentarían la justicia, pero en Chile revictimizar es una costumbre medieval.
No obstante, Ana María destaca el Plan Nacional de Búsqueda implementado por el gobierno de Gabriel Boric, que transforma en una política transversal de Estado la búsqueda de los detenidos desaparecidos.
La importancia de la memoria para no repetir los hechos de 1973 y los 17 años siguientes de terrorismo de Estado fue relevada por el presidente Gabriel Boric y su gobierno que mantiene actividades alusivas no solo en septiembre, sino durante todo el año.
Aún hay más de un millar de detenidos desaparecidos, cuyos familiares lloran su ausencia y cuyo paradero es desconocido. El negacionismo de la derecha y la crueldad que han demostrado los últimos meses, intentando traspasar la responsabilidad de las muertes a las propias víctimas y buscando la manera de justificar el golpe de Estado y las atrocidades sucesivas, que incluyeron exilios, torturas, mutilaciones, asesinatos e incluso desapariciones forzadas, es una muestra que todavía estamos lejos de lograr una reconciliación, donde lo esencial es la verdad y la justicia.
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